Author Archives: Gary L. Francione

COMPRENDER LA POSTURA BIENESTARISTA

Piensa en esto:

Joe el Abusón está golpeando a un niño pequeño con un palo de gran tamaño. A continuación coge un palo un poco más pequeño, que le hace un poco menos de daño al niño, y continúa pegándole.

¿Es mejor que esté utilizando el palo pequeño? Sí.

Siempre es mejor causar “menos mal” que “más mal”. Pero ambos, menos y más mal, siguen estando mal.

¿Debemos organizar campañas que demanden que los abusones como Joe utilicen palos más pequeños cuando quieran pegar a niños inocentes? Claro que no.

Sin embargo, esto es exactamente lo que están haciendo los grupos defensores de los animales con sus campañas de reforma del bienestar animal, que promueven huevos “sin jaulas”, carne de cerdo “en libertad”, etc.

¿Debemos felicitar a Joe porque está dando un pequeño paso hacia dejar de ser un abusón, por pegar al niño con el palo más pequeño? Claro que no.

Sin embargo, esto es exactamente lo que los grupos de bienestar animal están haciendo cuando animan a la gente a consumir huevos “sin jaula” o carne de cerdo “en libertad”, o cuando premian a los explotadores de animales.

¿Debemos argumentar que aquellos que critican lo que está haciendo Joe cuando pega al niño con el palo más pequeño no están mostrando “compasión” hacia Joe, que está dando un pequeño paso en la dirección correcta? Claro que no.

Sin embargo, esto es exactamente lo que están haciendo los defensores del bienestar animal: si decimos que aquellos que consumen productos de animales “felices” están llevando a cabo una acción moralmente incorrecta, no estamos mostrando “compasión.”

¿Deberíamos argumentar que aquellos que critican lo que está haciendo Joe cuando pega al niño con el palo más pequeño están “ensañándose” con Joe? Claro que no.

Sin embargo, esto es exactamente lo que dicen los que apoyan el bienestar animal. Si un abolicionista le dice a un bienestarista o a un grupo bienestarista que no es buena idea promover los huevos “sin jaula” o la carne de cerdo “en libertad” (o cualquier otro producto de animales “felices”) se le acusa de estar ensañándose con esa persona o grupo.

La elección entre el enfoque abolicionista y la postura bienestarista es clara. Sólo tienes que decidir en qué dirección apunta tu brújula moral.

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Si no eres vegano/a, por favor, hazte vegano/a. El veganismo se basa en la no-violencia. En primer lugar, se basa en la no-violencia hacia otros seres sintientes. Pero también se basa en la no-violencia hacia la Tierra y uno mismo.

¡El mundo es vegano! Si tú quieres.

Gary L. Francione
Profesor, Rutgers University

Y nunca jamás te creas la absurda idea de que debemos promover la “explotación feliz” de los animales para lograr que la gente se haga vegana. Al contrario: la industria de la “explotación feliz” tiene como objetivo conseguir que los consumidores acepten más fácilmente la explotación animal.

¡El mundo es vegano! Si tú quieres.
©2013 Gary L. Francione

Burlándose de Gandhi

En el siglo V, San Agustín acuñó la frase “Cum dilectione hominum et odio vitiorum,” que significa “amar al hombre y odiar el pecado”. Esta frase fue popularizada por Gandhi, que decía “Odia el pecado, pero ama al pecador.”

Es un buen consejo. No debemos juzgar a otra persona, porque no podemos conocer lo que ocurre en su fuero interno. Pero sí podemos juzgar una conducta como correcta o incorrecta. Y cuando una conducta implica causar el sufrimiento y muerte de otros seres, no sólo podemos juzgar la conducta, sino que debemos hacerlo. Esto es lo que significa tomarse la moralidad en serio.

Si aplicamos estas nociones al contexto animal podemos decir, por ejemplo, que no vamos a juzgar a aquellos que llevan a cabo actos de explotación animal, pero que vamos a dejar claro que la explotación animal es moralmente incorrecta.

Así veo yo la ética animal. No me interesa juzgar a los individuos, pero sí me interesa argumentar los motivos por los que la explotación animal es moralmente incorrecta, y que, si los animales importan moralmente, no podemos justificar comerlos, llevarlos en prendas de vestir, o utilizarlos. Me interesa dejar claro que, si los animales importan moralmente, el veganismo es la única respuesta moral racional.

Esto no les gusta nada a los bienestaristas.

Piensan que no sólo no debemos juzgar al individuo, sino que está mal decir que la conducta de la explotación animal es moralmente incorrecta. El bienestarista dice que no sólo no debemos juzgar a una persona que consume huevos “sin jaula”, sino que tampoco deberíamos rechazar los huevos “sin jaula”, porque implicaría no mostrar “compasión” hacia la persona que consume estos huevos “felices”.

Los bienestaristas dicen que no sólo no debemos juzgar al “vegetariano” que consume lácteos y huevos, sino que tampoco deberíamos decir que continuar consumiendo lácteos y huevos constituye explotación animal, porque no estaríamos mostrando compasión y empatía hacia los no veganos.

Siempre que aludo al veganismo como la única base moral de referencia inequívoca y que digo que rechazo todo tipo de “explotación feliz”, los bienestaristas empiezan a proclamar que criticar el no-veganismo y la “explotación feliz” implica actuar sin compasión y empatía hacia aquellos que llevan a cabo actos de explotación animal.

Si nos paramos a pensar en ello, es absurdo. Los bienestaristas roban el significado de los buenos consejos de Gandhi (y San Agustín): para ellos, consiste en “Amar el pecado y amar al pecador.” Los bienestaristas quieren que digamos que no se debe condenar la explotación animal porque podemos ofender a los que la llevan a cabo, y quitarles las ganas de dejar de hacerlo.

Esta visión no es más que un rechazo del valor moral de los animales. Y éste es el problema fundamental del bienestarismo. Rechaza la noción de la igualdad moral entre humanos y no humanos y refuerza el antropocentrismo que ha justificado la explotación animal durante miles de años. Es por este motivo por el que Peter Singer, el llamado “padre del movimiento por los derechos animales,” puede hablar, por un lado, sobre la igualdad entre todos los animales –humanos y no humanos–, mientras, por otro lado, describe el veganismo coherente como “fanatismo” y habla del “lujo” de comer productos animales “compasivos.”

Los bienestaristas se han apropiado de una hermosa palabra –“compasión”—y la han convertido en un símbolo de aprobación de conductas dañinas. Según ellos, no sólo no debemos juzgar al individuo, sino tampoco la conducta.

La mayoría de los desastres morales que han tenido lugar a lo largo de la historia se han debido a no juzgar, o a juzgar demasiado tarde, una conducta. Esta es la raíz del problema de la explotación animal y el motivo por el que la respuesta mayoritaria al problema es el absurdo e injusto movimiento de “explotación feliz.”

Nada de esto tiene que ver con la compasión. Tiene que ver con dar nuestra aprobación a una conducta dañina. Tiene que ver con declarar que la injusticia es aceptable en nombre de la compasión.

Es una forma de pensar profundamente retorcida.

Si no eres vegano/a, por favor, hazte vegano/a. El veganismo se basa en la no-violencia. En primer lugar, se basa en la no-violencia hacia otros seres sintientes. Pero también se basa en la no-violencia hacia la Tierra y uno mismo.

¡El mundo es vegano! Si tú quieres.

Gary L. Francione
Profesor, Rutgers University

Y nunca jamás te creas la absurda idea de que debemos promover la “explotación feliz” de los animales para lograr que la gente se haga vegana. Al contrario: la industria de la “explotación feliz” tiene como objetivo conseguir que los consumidores acepten más fácilmente la explotación animal.

¡El mundo es vegano! Si tú quieres.
©2013 Gary L. Francione

La justicia social, los derechos humanos y ser vegano

Los no veganos suelen mencionar las terribles situaciones que tienen lugar en el mundo, y preguntan a los veganos: ¿qué pasa con las importantes cuestiones relativas a la justicia social que afectan a los humanos?, ¿por qué no hacéis más por solucionar estas cuestiones?

Tengo cuatro respuestas:

En primer lugar, no existe conflicto alguno. El ser vegano/a no significa que debas dejar de trabajar por solucionar otras cuestiones relativas a la justicia social. El ser vegano sólo significa que, mientras llevas a cabo ese trabajo, no comerás, ni llevarás, ni usarás productos animales.

En segundo lugar, el 99% de la gente que hace estas preguntas no está haciendo nada por solucionar las otras cuestiones, aparte de preguntar a los veganos porqué no hacen nada en lugar de promover el veganismo.

En tercer lugar, el veganismo –al menos tal como lo interpreto yo—tiene que ver con la no-violencia, y la violencia constituye la raíz de todos los demás problemas de justifica social.

Finalmente, la ganadería animal causa enorme sufrimiento entre los humanos, y empeora la injusticia social.

Si no eres vegano/a, por favor, hazte vegano/a. El veganismo se basa en la no-violencia. En primer lugar, se basa en la no-violencia hacia otros seres sintientes. Pero también se basa en la no-violencia hacia la Tierra y uno mismo.

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Gary L. Francione
Profesor, Rutgers University

©2013 Gary L. Francione

Una pregunta sencilla

Según el artículo, “La minoría manda: los científicos descubren el punto clave para la diseminación de las ideas:”

Los científicos de la Rensselaer Polytechnic Institute han descubierto que basta con que el 10% de la población comparta una creencia inquebrantable para que esta creencia acabe siendo adoptada por la mayoría de la sociedad. Los científicos, que pertenecen al Centro de investigación académica sobre redes sociales cognitivas (SCNARC, en inglés) en Rensselaer, utilizaron métodos informáticos y analíticos para descubrir el punto clave en el que una creencia minoritaria se convierte en la opinión mayoritaria. El descubrimiento afecta al estudio y la influencia de las interacciones sociales, como la diseminación de la innovación y el movimiento de ideas políticas.

“Cuando el numero de personas comprometidas con una opinión está por debajo de 10%, no existe progreso visible en la diseminación de las ideas. Conseguir que este grupo alcanzase la mayoría llevaría un periodo de tiempo comparable a la edad del universo,” explicó el director del SCNARC, Boleslaw Szymanski, profesor emérito de Rensselaer. “Una vez que el porcentaje es mayor que 10%, la idea se extiende como las llamas.”

De modo que ésta es mi pregunta:

¿Cómo es posible que todas las organizaciones en defensa de los animales no están intentando llegar a ese 10%, en lugar de promover la reforma de la legislación de bienestar animal, el consumo “compasivo” y la explotación “feliz”?

¿Por qué están HSUS, ASPCA, Farm Sanctuary, Mercy for Animals, Animal Legal Defense Fund, Compassion over Killing, Compassion in World Farming (CIWF), The Humane League y la World Society for the Protection of Animals llevando a cabo campañas para “mejorar” las jaulas en las que viven las gallinas de fábrica, especialmente cuando HSUS y CIWF han reconocido explícitamente que estas jaulas “mejoradas” no proporcionan un nivel aceptable de bienestar?

¿Por qué están PETA, HSUS, Farm Sanctuary, Mercy for Animals, Compassion Over Killing, Viva! y Vegan Outreach firmando una carta abierta en la que expresan su “aprecio y apoyo” hacia Whole Foods por lleva a cabo un programa “pionero” de explotación “feliz”?

Sí, sé que no conseguiremos “un mundo vegano de la noche a la mañana” (la frase favorita entre los bienestaristas para desvirtuar la posición abolicionista) pero lo cierto es que no es necesario que todo el mundo se haga vegano de la noche a la mañana. Solo necesitamos crear un sólido movimiento vegano del 10%. Pero seamos conservadores: intentemos llegar al 20%. Podemos conseguirlo.

Sin embargo, nunca lo conseguiremos si seguimos diciéndole a la gente que puede ayudar a los animales si consume productos animales “felices.”

Por supuesto, apelaremos a aquellos que son partidarios de seguir comiendo animales y quieren recibir el sello de aprobación de los defensores de los animales, previo pago, para poder seguir consumiendo productos animales con la conciencia limpia.

Si no eres vegano/a, por favor, hazte vegano/a. El veganismo se basa en la no-violencia. En primer lugar, se basa en la no-violencia hacia otros seres sintientes. Pero también se basa en la no-violencia hacia la Tierra y uno mismo.

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Gary L. Francione
Profesor, Rutgers University

©2013 Gary L. Francione

¿Son más importantes los chimpancés, delfines y elefantes?

Algunos defensores de los animales tienden a asociar el estatus de persona no humana a animales como los chimpancés, delfines y elefantes, que muestran una capacidad cognitiva más sofisticada, es decir, semejante a la de los humanos. En mi opinión, podría decirse que ésta es una visión completamente arbitraria cuando queremos determinar a quién podemos tratar como un recurso reemplazable. La capacidad cognitiva puede ser relevante en algunos casos, pero no en éste.

Tomemos un ejemplo humano: Mary es una historiadora de gran talento; Joe sufre graves discapacidades mentales. ¿Es relevante la diferencia entre la capacidad cognitiva de cada uno? La respuesta es que sí, cuando queremos determinar a quién contratar como profesor de historia, pero no cuando queremos decidir a quién utilizar como donante forzoso de órganos o como sujeto forzoso en experimentos biomédicos. No deberíamos utilizar ni a Mary ni a Joe para estos fines.

El factor relevante a nivel moral es la sintiencia, la conciencia subjetiva. Y la mayoría de los animales a los que explotamos de forma rutinaria todos los días –las vacas, los cerdos, las gallinas y los peces son seres sintientes. Si estos animales tienen valor moral, no podemos justificar usarlos como recursos, y es imposible justificarlo excepto en casos de compulsión o necesidad. A cierto nivel, ya reconocemos este hecho. Por ejemplo, a la mayoría de nosotros nos molestó el caso de las peleas de Michael Vick porque creemos que está mal hacer sufrir a los animales innecesariamente, y lo que hizo Michael Vick sólo tenía el fin de proporcionar placer y entretenimiento. Lo que hizo no puede considerarse como “necesario” en ningún caso.

Pero la mayoría de nosotros consumimos animales y productos animales, lo que implica causar terribles sufrimientos y una muerte violenta, incluso en las circunstancias más “compasivas”. ¿Cómo podemos justificar causar todo este sufrimiento y muerte? No necesitamos comer productos animales para estar sanos. Y la ganadería animal es un desastre ecológico. El mejor argumento que se nos ocurre es que saben bien. Nada más. En cierto modo, y esto es muy importante,
todos somos Michael Vick.

En un ensayo que escribí en 2005 para The New Scientist, comenté que la idea de que algunos animales merecen ser considerados como personas no humanas porque son “especiales” y se parecen más a nosotros (como los chimpancés, los delfines, los elefantes, etc.) está muy extendida entre aquellos que defienden que sólo algunos animales, los “superiores”, importan a nivel moral, y que no pasa nada por seguir comiendo animales “inferiores. Esta forma de pensar sobre la ética animal se asemeja a decir que las personas que tienen un color de piel más claro importan más que los que tiene la piel más oscura. Se parecen más a nosotros, y en este caso, “nosotros” se refiere a la noción racista según la cual ser blanco es mejor.

Decir que los animales que importan más a nivel moral son los que se parecen a nosotros no sirve más que para reforzar el especismo, y no lo refuta en ningún sentido. A nivel moral, una gallina tiene tanto peso como un elefante.

Ha llegado el momento de replantearnos la ética animal de forma fundamental.

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La abolición: Cómo garantizar que los medios y el fin sean coherentes

Si uno se declara “abolicionista” pero apoya la reforma de las leyes de bienestar animal como un medio para obtener la abolición, nos encontramos ante un uso del término “abolición” radicalmente opuesto a mi interpretación de este concepto. Para mí, la abolición es un término que identifica una postura en la que no hay lugar para la legislación de bienestar animal ni su reforma.

Piénsalo desde este punto de vista:

Dos individuos, A y B, se declaran defensores de la paz. A quiere lograr el objetivo de la paz mundial y apoya la resolución pacífica de conflictos como uno de los medios para llegar a ese fin.

B dice que él/ella también quiere lograr que haya paz en el mundo, y apoya la guerra como uno de los medios para llegar a ese fin. (De hecho, esta segunda postura refleja bastante bien la política exterior de Estados Unidos.)

Tanto A como B se describen como defensores de la paz, pero B aboga por un medio –la violencia—que es totalmente opuesto a su supuesto objetivo, la paz. Y argumenta que la ausencia de paz (la guerra) es un medio válido para conseguir la paz.

Los defensores de los animales que apoyan la reforma de la legislación de bienestar animal a menudo argumentan que su objetivo es la abolición; según ellos, quieren acabar con cualquier uso de los animales. Pero defienden un uso “feliz” como medio para llegar al objetivo del no-uso de los animales. Esta situación se asemeja al uso de la guerra como medio para obtener el fin de la violencia, es decir, la paz. Los bienestaristas que se declaran como abolicionistas argumentan que un uso “feliz”, “delicado” o “compasivo” es una forma moralmente aceptable de llegar al objetivo de no usar a los animales.

¿Ves el problema?

Para mí, el término “abolicionista” sólo se está usando correctamente cuando los medios son coherentes con el fin, y los medios que yo defiendo son el veganismo a nivel personal, y el apoyo creativo y pacífico del veganismo a nivel social. El fin es el no-uso, y los medios elegidos para obtener este fin deben ser el no-uso a nivel individual y la defensa del no-uso a nivel social.

La abolición, según mi interpretación del término, excluye la legislación sobre el bienestar animal. Según mi interpretación, la abolición descarta la postura de que un uso “feliz” es un medio aceptable para llegar al fin (el no-uso), al igual que defiendo que la guerra no es un medio moralmente aceptable de conseguir la paz.

Si no eres vegano/a, por favor, hazte vegano/a. El veganismo se basa en la no-violencia. En primer lugar, se basa en la no-violencia hacia otros seres sintientes. Pero también se basa en la no-violencia hacia la Tierra y uno mismo.

Y nunca jamás te creas la absurda idea de que debemos promover la “explotación feliz” de los animales para lograr que la gente se haga vegana. Al contrario: la industria de la “explotación feliz” tiene como objetivo conseguir que los consumidores acepten más fácilmente la explotación animal.

¡El mundo es vegano! Si tú quieres.

Gary L. Francione
Profesor, Rutgers University

©2013 Gary L. Francione